En la actualidad, un 75% de las mujeres diagnosticadas lo son en fases avanzadas de la enfermedad. Aún no existen pruebas que cumplan los requisitos necesarios para detectar una enfermedad en individuos sin signos o síntomas de esa enfermedad
El diagnóstico de cáncer de ovario suele presentarse tras la exclusión de otras enfermedades más comunes que cursan síntomas similares o por casualidad durante la realización de un examen ginecológico.
Existen una serie de exámenes y pruebas que pueden ser de gran utilidad:
Hay que evaluar los antecedentes familiares, personales, ginecológicos y obstétricos así como el uso o no de anticonceptivos orales y el uso o no de terapia hormonal sustitutiva (THS).
El examen físico proporcionará información sobre la existencia o no de adenopatías, ascitis (líquido en el abdomen), etc. El examen ginecológico nos indicará si hay alguna alteración en la forma o el tamaño del útero, de la vagina, de las trompas de Falopio, de la vejiga y del recto. A veces, si el tamaño lo permite, se puede llegar a apreciar el tumor.
Es una prueba que proporciona información sobre el tumor, su tamaño, su aspecto y la existencia o no de líquido en su interior. Puede dar una primera idea sobre si el tumor es maligno o benigno. Como complemento a la ecografía es muy útil la realización de una tomografía axial computarizada (TAC) abdómino-pélvico y una resonancia magnética nuclear.
La biopsia se suele hacer durante el proceso quirúrgico una vez que el resto de pruebas indican la existencia de un cáncer y consiste en la extracción para su examen de una muestra de tejido ovárico. El análisis al microscopio de la muestra obtenida proporciona la certeza del diagnóstico.
Existen otra serie de pruebas que también son válidas para evaluar la extensión del tumor a otros órganos:
Referencia:
https://rochepacientes.es/cancer/ovario/diagnostico.html
Una vez realizado el diagnóstico, lo más importante es conocer la etapa o estadio en que se encuentra la enfermedad, ya que en función a esto se planificará el tratamiento. El estadiaje nos indica la extensión de la enfermedad. El conocimiento del estadiaje o estadificación del cáncer de ovario se realiza en base a los hallazgos encontrados durante la operación quirúrgica.
El cáncer de ovario se clasifica, según la extensión de la enfermedad, en varios estadios. Dependiendo del estadio en qué se encuentra la enfermedad, variará el tratamiento y el pronóstico de la paciente. Los estadios según la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) son:
ESTADIO I: Tumor limitado a los ovarios.
ESTADIO II: El tumor puede afectar a uno de los dos ovarios y se ha extendido a la pelvis.
ESTADIO III: El tumor puede afectar a uno o los dos ovarios, presenta implantes peritoneales fuera de la pelvis y / o ganglios linfáticos positivos, es decir que hay presencia de células tumorales en los ganglios.
ESTADIO IV: Metástasis en órganos distantes, con exclusión de metástasis peritoneales.
Los estadios I y II presentan mejor pronóstico y una mayor supervivencia que los estadios III y IV.
Referencia:
https://rochepacientes.es/cancer/ovario/estadios.html
